La educación social como profesión emergente en el ámbito de la promoción de la salud

  1. RUIZ SORIANO, LAURA
Dirigida por:
  1. José María Faílde Garrido Director/a
  2. M. A. Simón Director

Universidad de defensa: Universidade de Vigo

Fecha de defensa: 22 de noviembre de 2022

Tribunal:
  1. Vicente E. Caballo Manrique Presidente/a
  2. María Dolores Dapía Conde Secretario/a
  3. Jesús Rodríguez Rodríguez Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

En los últimos años, la salud ha pasado a entenderse como un bien necesario en el que intervienen factores biológicos, psicológicos y sociales que precisan de un abordaje multidisciplinar en el que confluyen profesionales de distintas áreas de intervención, entre los que se encuentran los educadores sociales. Con el objetivo de poner en evidencia que la educación social es una disciplina que está llamada a desempeñar un importante papel en el ámbito de la promoción de la salud, se diseña la presente tesis doctoral, compuesta por tres investigaciones. Este objetivo general se concreta en los siguientes objetivos específicos: i) analizar el estado actual de implantación de la educación social en el ámbito de la salud; ii) evaluar los cambios en la calidad de vida y determinados comportamientos relacionados con la salud en el alumnado del Campus Universitario de Ourense (Universidad de Vigo) tras cuatro años de implementación del programa de promoción de la salud Campus da Auga conVida y, iii) determinar la prevalencia de la inactividad física y realizar un análisis comparativo entre estudiantes universitarios físicamente activos e inactivos en relación a sus determinantes motivacionales, autorregulación emocional, condición física, calidad de vida relacionada con la salud y otros parámetros de salud. En el primer artículo, Presencia y potencialidades de la educación social en el campo de la salud, se analiza el estado actual de implantación de la educación social en el ámbito de la salud mediante la combinación de distintos procedimientos metodológicos: búsqueda en bases de datos científicas, análisis de documentos profesionalizadores, consulta de los planes de estudio de los títulos de grado en educación social de las universidades públicas y privadas españolas, consulta a la red de colegios profesionales de educadoras y educadores sociales y a las principales ONG que operan en nuestro país, aplicación de la técnica de prospectiva DELPHI y realización de una matriz DAFO sobre la implantación de la educación social en el ámbito de la salud. Nuestros resultados indican que la presencia de la educación social en el ámbito de la salud es todavía escasa respecto a sus potencialidades. Entre los factores que facilitan la participación de los educadores sociales en el ámbito de la salud se encuentran: la implementación del título universitario y equiparación de licenciaturas y diplomaturas a un mismo nivel formativo; la formación teórico-práctica que les capacita para desarrollar con éxito la acción socioeducativa; la tendencia a la interdisciplinaridad a la hora de abordar la salud (modelo biopsicosocial de la salud); experiencias realizadas con buenos resultados en el campo de la salud y el carácter renovador, flexible e inconformista de este perfil profesional. Por el contrario, algunas de las dificultades que limitan su acceso son: la falta de hábito investigador y, por ende, la escasez de publicaciones de impacto respecto a su desempeño profesional; la juventud de la profesión y desconocimiento por parte de la sociedad, lo que implica un escaso reconocimiento; la falta de delimitación de funciones y ámbitos de actuación; la carencia de instrumentos y herramientas de evaluación y validación propias y el déficit de formación en su currículum académico. Las áreas de la salud en las que intervienen actualmente los educadores sociales son: personas mayores, diversidad funcional, conductas adictivas, educación para la salud, salud mental y dispositivos de atención sanitaria. Respecto a la situación en la que se encuentra actualmente la inclusión de la educación social en el ámbito de la salud, cabe destacar que su aceptación es desigual en función de las Comunidad Autónoma en las que nos encontremos. Además, el análisis de los planes de estudio de los títulos de grado en educación social de las Universidades españolas constata que no se le otorga la importancia que merece. Únicamente se contempla alguna materia estrechamente relacionada con la salud en el 50% siendo, en la mayoría de los casos, de carácter optativo. El segundo artículo, Evolución de la calidad de vida y comportamientos relacionados con la salud en estudiantes universitarios españoles, trata de evaluar los cambios en la calidad de vida y determinados comportamientos relacionados con la salud en alumnado universitario de la Universidad de Vigo. La muestra estuvo formada por 344 alumnos de primer curso (fase test) que fueron reevaluados tras cuatro años de implementación del programa de promoción de la salud Campus da Auga conVida, en cuarto curso (fase retest). Durante la segunda fase evaluativa, se mantuvieron en el estudio el 83,44% de los participantes. La batería de instrumentos utilizada incluye medidas sobre: la calidad de vida relacionada con la salud (CVRS), empleando la adaptación española de la Encuesta de Salud SF-12, versión 2 (SF-12v2) de Vilagut et al. (2008); la dependencia alcohólica y nicotínica, para lo que utilizamos la versión española del Alcohol Use Disorders Identification Test (AUDIT) adaptada por Rubio et al. (1998) y la versión revisada del Fagerström Test for Nicotine Dependence de Heatherton et al. (1991) validada al español por Becoña y Vázquez (1998); la conducta alimentaria, administrando el Cuestionario Breve de Estimación Cuantitativa de Adhesión a la Dieta Mediterránea Cardioprotectora de Martínez et al. (2004); la actividad física, valorada mediante la versión reducida del International Physical Activity Questionnaire (IPAQ-SFF; The IPAQ Group, 2005) y los comportamientos sexuales, evaluados mediante una versión reducida del cuestionario diseñado por Bimbela (2000). Los resultados evidencian que, en general, el alumnado reporta adecuados niveles de CVRS, no existiendo diferencias significativas entre los dos momentos evaluativos. En relación a la conducta alimentaria, tampoco se detectaron cambios significativos en el patrón de adherencia a la dieta mediterránea, manteniéndose éste en un nivel medio de adecuación. Por el contrario, hallamos disminuciones significativas en lo que atañe a la dependencia hacia el alcohol y el tabaco e incrementos significativos de los niveles de actividad física. En cuanto a la conducta sexual, aunque se perciben ciertos aspectos de mejora, se constata la necesidad de incrementar la concienciación respecto al uso sistemático del preservativo. En conclusión, el programa de promoción de la salud implementado parece haber tenido un efecto positivo sobre los niveles de actividad física y el consumo de sustancias psicoactivas de los estudiantes. Así, este estudio aporta información relevante que sirve como punto de partida para la monitorización de cambios en los comportamientos de salud y para el diseño, implementación y evaluación de acciones de promoción de la salud dirigidas a alumnado universitario. En el último artículo, Niveles de actividad física y su relación con determinantes motivacionales, autorregulación y otros parámetros relacionados con la salud en estudiantes universitarios, desarrollado en dos fases diferenciadas, determinamos la prevalencia de inactividad física en el alumnado universitario de la Universidad de Vigo y realizamos un análisis comparativo entre estudiantes físicamente activos e inactivos en relación a sus determinantes motivacionales, autorregulación emocional, condición física, CVRS y otros parámetros de salud. En la fase I (cribado) se seleccionaron 665 estudiantes de primer curso. En la fase II (evaluación del estado de salud) participaron 170 (85 con un nivel de actividad física inferior a 600 METs y 85 con un valor superior a dicho indicador) a los que les fue administrada una batería integrada de instrumentos para evaluar: sus niveles de actividad física, determinados mediante el IPAQ-SFF (The IPAQ Group, 2005); su condición física cardiorrespiratoria, valorada mediante el Test de Ruffier Dickson (Barbany, 1996); su CVRS, evaluada con el SF-12v2 de Vilagut et al. (2008), su autorregulación emocional, determinada con la Escala Rasgo de Metaconocimiento de los Estados Emocionales (TMMS-24), adaptada al español por Fernández-Berrocal et al. (2004) a partir de la Trait Meta-Mood Scale (TMMS-48) de Salovey et al. (1995); su motivación para la práctica de ejercicio físico, evaluada con el Cuestionario de Regulación de la Conducta en el Ejercicio (BREQ-3) de Wilson et al. (2006) en la versión española de González-Cutre et al. (2010); sus medidas de cintura y cadera (cinta métrica), estatura (estadímetro de cursor de plástico en forma de escuadra modelo Seca Profesional), peso, Índice de Masa Corporal (IMC) y el porcentaje de masa grasa, masa magra y agua corporal mediante una Tanita BC418 y, por último, ciertas variables sociodemográficas (cuestionario diseñado ad hoc). Los resultados obtenidos evidenciaron una prevalencia de inactividad física del 12,78%. Los participantes físicamente activos mostraron puntuaciones significativamente más elevadas en motivación intrínseca, regulación emocional y en ciertas dimensiones de CVRS, así como niveles significativamente más bajos de masa grasa. Finalmente, el análisis de regresión logística identificó como predictores confiables del estilo de vida físicamente inactivo el puntuar bajo en claridad emocional y en regulación identificada, y alto en desmotivación. Estos resultados tienen su utilidad para el diseño, implementación y evaluación de acciones dirigidas a la promoción de la salud y la actividad física en jóvenes universitarios. En conclusión, los resultados de estos tres estudios ponen de manifiesto el potencial que tiene la educación social en el ámbito de la salud y la información recogida es de gran utilidad para el diseño, implementación y evaluación de programas dirigidos a la promoción de la salud, campo en el que la educación social, en colaboración con otras profesiones, se erige como una disciplina promotora de cambios, desarrollo y promoción en personas, grupos y comunidades (ASEDES, 2007).