El divorcio en la Segunda República españolaantecedentes y desarrollo
- Castaño Penalva, Maximo
- María José Vilar García Director/a
Universidad de defensa: Universidad de Murcia
Fecha de defensa: 14 de noviembre de 2016
- María Encarna Nicolás Marín Presidente/a
- Francisco Franco Fernández Secretario/a
- Domingo Bello Janeiro Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
Resumen Los objetivos a los que aspira esta tesis pretenden alcanzar un mayor conocimiento sobre la institución y la evolución de la familia en nuestro país. Para ello, se han empleado la metodología de la ciencia histórica y de la ciencia jurídica con el análisis de diversas fuentes propias tanto de la Historia como del Derecho. Las conclusiones mostraran la influencia europea en la materia y la evolución de la Iglesia y feminismo sobre la indisolubilidad conyugal. La Segunda República supuso una novedad en la historia política de España. Aspiró a democratizar el Estado, transformar sus estructuras y modernizar a la sociedad. Sin duda, una de las innovaciones la protagonizó la aprobación del divorcio vincular que permitió, por primera, la disolución legal de los matrimonios alejándolos del control eclesiástico que hasta entonces monopolizaba su control. Antes, durante el Sexenio, se legalizó el matrimonio civil obligatorio. La Septembrina reveló la ruptura de parte de la sociedad con la Iglesia y la monarquía borbónica encarnada en la figura de Isabel II. Botón de muestra de la quiebra lo representó el matrimonio civil que intentó, con escaso éxito, la separación de la familia del orbe eclesiástico. La discusión parlamentaria en torno al matrimonio civil, su Ley, su derogación y sus circunstancias centran el inicio de esta tesis. Los diferentes contextos histórico-político e histórico-social entre el Sexenio y la Segunda República ocupan varios capítulos. En ellos se describe el marco en el cual se originó una transmutación profunda de la sociedad española. El análisis político y cultural del fin de siglo; la dinámica socio-económica; las corrientes ideológicas foráneas que paulatinamente se introdujeron en el país; la introducción de nuevas temas literarios que anhelaban un cambio en materia familiar y un crecimiento sutil, aunque innegable del feminismo progresista, explican el proceso secularizador que llevó a demandar la aprobación del divorcio en este periodo. Precisamente la solicitud de su aprobación por parte del feminismo descubra las normas dispares entre géneros mostrando los contrastes legales y sociales entre ambos sexos. La evolución jurídica y doctrinal del divorcio a lo largo de la historia resulta ineludible. Dicho estudio revela la complejidad de la institución, sus debates y su interminable polémica. La Iglesia, garante tradicional de la institución familiar, fraguó continuas controversias en torno a la posibilidad de ruptura conyugal, aunque como es de sobra conocido, prevalecieron las tesis restrictivas. Analizaremos, sucintamente, la institución desde el Derecho civil y el Derecho canónico a lo largo de nuestra historia con especial atención a las doctrinas y debates más relevantes. La visión social sobre la disolución conyugal en los años 30 del siglo XX aparece desde diferentes enfoques: prensa femenina, prensa ordinaria, opinión de los intelectuales, postura eclesiástica, etc. Examinaremos su percepción en las obras teatrales y cinematográficas estrenadas en la época acrecentando nuestro conocimiento. No obviaremos los debates en las Cortes durante 1931 y 1932 en los que se constitucionalizó y legalizó el divorcio. Tampoco los artículos de la Ley de 2 de marzo de 1932 que descubren su regulación ni las diversas legislaciones foráneas que facilitan su comparación. El estudio de las sentencias falladas por el Tribunal Supremo durante los años de vigencia de la Ley nos aproxima no solamente a las experiencias familiares de matrimonios quebrados, también a la experiencia judicial de los divorcios contenciosos y a la interpretación jurisprudencial de la Ley, acercándonos a la realidad social. La derogación del divorcio republicano por el régimen franquista y su apresuramiento e insensibilidad ratifican el espíritu nacional-católico del régimen que repudió, incontestablemente, la norma. La última parte versa sobre los avatares del divorcio en la Transición. Las posturas antagónicas de la Iglesia y el feminismo progresista que pugnaron por el alcance de la Ley de 1981 y de nuevo en reforma acaecida en 2005, sin olvidar su comparación con la de 1932.