Cooperación circumpolarEl Consejo Ártico y su papel en la gobernanza de la región polar ártica
- Yaneva, Zhaklin Valerieva
- Elena Conde Pérez Director/a
- Concepción Anguita Olmedo Director/a
Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid
Fecha de defensa: 08 de enero de 2018
- Rafael Calduch Cervera Presidente/a
- José Antonio Sanahuja Perales Secretario/a
- Sara Iglesias Sánchez Vocal
- Carmen Pérez González Vocal
- Marta Sobrido-Prieto Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
La región ártica está formada en su mayoría por un océano glacial, situado en la zona más septentrional de los continentes europeo, asiático y americano. Pese a esta generalización, siguen existiendo variados criterios de delimitación lo que da lugar a un gran número de definiciones aplicables. No obstante, esta realidad no parece causar graves problemas al delimitar la soberanía sobre las zonas terrestres, siendo única la excepción de la Isla de Hans. Desgraciadamente, no se puede afirmar lo mismo sobre la delimitación marítima, aunque hay de recordar que la región está formada tanto por espacios sujetos a soberanía estatal, como por espacios que forman parte de la alta mar o de los fondos marinos y oceánicos que no son susceptibles de apropiación estatal. El Ártico se ha convertido en un espacio de gran interés jurídico con una manifestada importancia geoestratégica. Se percibe a menudo como fuente de potenciales conflictos debido a varios factores interrelacionados: retirada del hielo, gran potencial de recursos naturales, acumulación de capacidades militares de los Estados costeros, etc. Tal entorno político no está totalmente exento de los riesgos derivados del proceso de cambio climático, lo que potencialmente mejorará el acceso a las rutas marítimas y a las zonas de pesca y afectará significativamente a las economías regionales, los recursos de vida silvestre y los medios de subsistencia de muchas poblaciones árticas. No obstante, si bien es cierto que los Estados árticos han emprendido una carrera por obtener datos científicos para extender su soberanía hacia el centro del Polo Norte¿especialmente en relación a la plataforma continental¿, puede hablarse del Ártico, desde una perspectiva general, como un espacio de cooperación donde apenas existen conflictos de soberanía o delimitación marítima. Ahora bien, siempre que se habla de la gobernanza ártica, hay que hacer referencia a ocho actores principales: Estados Unidos, Canadá, Dinamarca, Islandia, Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia. Estos países son fundadores y miembros del Consejo Ártico: el único foro internacional que se dedica íntegramente a la cooperación circumpolar ártica (excepto seguridad militar). Su agenda se establece en el marco de Reuniones Ministeriales y está presidido por el Ministro de Asuntos Exteriores del país que ejerce la Presidencia. El trabajo diario de la institución se lleva a cabo por ocho Altos Funcionarios del Ártico quienes mantienen estrecha colaboración con los representantes de los Participantes Permanentes, los Observadores, los Grupos de Trabajo y otros Cuerpos Especiales. A decisión de los Estados miembros y con el objetivo de facilitar la cooperación mediante mecanismos de derecho blando, el Consejo no se constituyó como organización internacional de particular personalidad jurídica, sino como foro intergubernamental de alto nivel que opera sobre la base del consenso. Los Estados árticos han ido ampliando el círculo de participantes, pero movidos por su afán de conservar la primacía, han limitado considerablemente las vías de participación real de los terceros. Dada la velocidad con la cual el espacio ártico se internacionaliza, han empezado a barajarse opciones para fomentar el papel del Consejo. Evidentemente reformas se necesitan, pero los Estados no quieren precipitarse e influenciar negativamente la cooperación existente; prefieren una evolución paulatina acorde a sus intereses antes que un cambio radical que podrían ser incapaces de controlar. No obstante, a pesar de dichas limitaciones, el Consejo Ártico destaca por haberse alzado con el protagonismo en materia de protección del medioambiente y resolución pacífica de las diferencias entre las posiciones de los principales actores regionales.